Buena mañana

La primera mañana es dura. Reconozcámoslo. No pasa nada. Los nervios de las últimas semanas hacen que el consejo del entredor sea difícil de afrontar. Se duerme poco, pensando en lo que toca al día siguiente, en todo lo que queremos vivir en la Marina d'Or Básket Cup, en reconocer contra quién toca jugar y si vamos a la playa o a la piscina. "Nosotras sólo hemos dormido cuatro horas. Las de al lado han sido más buenas", indica Paula, la capitana del Valdeluz infantil. Han terminado su encuentro con el Alierta Augusto. Los dos equipos se juntan para hacerse una foto de hermandad. "Qué majas son. Vamos a hacernos sus amigas", dice las madrileñas del Barrio del Pilar insistiendo a su entrenador para ir a la playa.

Unas horas antes se respetan las colas para tostar las rebanada de pan o echarse un nuevo cazo de chocolate en la taza. Los equipos desfilan por el buffet desde las 7:30 de la mañana. Los más 'tempraneros' empiezan sus partidos a las 9:00 y hay que tomar fuerzas para rendir al máximo. En cada mesa se diferencia un equipo por el color de la equipación. El arco iris se descompone en los primeros corrillos de los que se encuentran de nuevo tras conocerse el año pasado.

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El tiempo ha salido de cara. Las nubes del desayuno no han desafiado a una organización que tenía bien amarrado el plan de cambios de partidos si empezaba a chispear. Sólo a ultima hora caen unas gotitas. Todo se ha ido cumpliendo sin muchos incidentes. Los lesionados son atendidos, pero las ambulancias situadas en los distintos puntos no tienen casi ni que intervenir. 

En las pistas exteriores de Marina d'Or se vive un duelo de altura. Ahora son las alevines del Valdeluz (están por todas partes) se citan en duelo con sus homólogas de El Salvador. El partido se juega dentro de la pista y fuera, en los banquillos, con 'pique' amistoso de cánticos. Las 'Jesuitas' mañas tienen un aparte. Van conjuntadas. tiene una boa de peluche que va de punta a punta del banquillo. Todas con un pompón para lucir la coleta y unas medias fusia chillón. Si fuera poco con eso les acompaña un unicornio. "Es un disfraz. Soy la mascota del equipo", lanza entre risas una de las hermanas de las jugadoras. Un grupo de madres se anima en banda con una coreografía que termina de impulsar al equipo hacia el ataque.

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En el Palacio d'Or las gradas se llenan de equipos que esperan su turno con padres y madres cargados de cámaras y animadores. Hay quien hasta ha traido una vuvuzela que truena entre las tres canchas techadas de la instalación. El ambiente se caldea de buenos ánimos y pronto llegan los aplausos y los gestos de deportividad. El cadete femenino del Silos maño ha venido con siete jugadoras. Rezan para que no tengan ningún percance. "Nos coincidía con el viaje de fin de curso de las chicas y tuvimos alguna baja. Pero nos multiplicaremos", comenta su entrenador. En su primer partido, cuando acaba, deciden juntarse con sus compañeras del Juventud Alcala para hacer un baile en el centro de la pista. Ese es el espíritu MHL Sports. Disfruta y respeta.

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Los autobuses salen y llegan continuamente desde Marina d'Or hasta los distintos puntos en los que se juegan los partidos. Los principales pabellones de Castellón, Torreblanca, Benicassim y Oropesa acogen choques sin parar. Los árbitros son puntuales. Imposible empezar sin su presencia y rigor. Varios clubes han decidido llegar en el día de hoy, pero eso no impide que lleguen a la hora señalada. Es el caso del Anejas de Teruel. "Hemos tenido que madrugar un poquito. Estamos con ganas", dice el portavoz de los turolenses. "Nos toca jugar con unos de Zaragoza".

Camiseta y rueda

Unas chicas del Lupus se acercan a la oficina central del torneo situada en la Zone Teen. "Vinimos a comprar la camiseta del torneo", dice Sara, la capitana de La Jota. Se prueban varias para verificar la talla y deciden 'pillar' diferentes colores. Aprovechan la visita para comprobar a qué hora juegan el siguiente partido y el pabellón en el que les ha tocado. "¿Y a qué hora sale el trenecito para acercarnos al hotel?", preguntan a un voluntario de la organización. A los pocos minutos se marchan con cuatro camisetas y todas las respuestas.

Unas salen y otras entran. A Alicia le empujan la silla de ruedas. Viene al taller. "¿Tenéis una bomba?", pregunta su entrenadora del Colmenar madrileño. La llanta pierde aire y deben rellenarla para que la niña pueda seguir a su equipo. Alicia se lesionó hace 26 días y no puede jugar con sus compañeras, pero no por eso se iba a perder la Marina d'Or básket Cup. "He venido con una pancarta y voy a animar el doble", insiste esta alevina.

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La hora de la comida va llegando. Un grupo pasa cantando camino del Palacio. Otros enfilan camino de un comedor. Cada equipo sabe a qué hora le toca entrar en el buffet. Los resultados se van colgando de forma continuada en la APP y en la web del torneo. A mediodía llegan las mascotas del Valencia Básket que animarán el cotarro por la tarde. Algunos aparecen con toallas rumbo a una de las piscinas cubiertas de la Ciudad de las Vacaciones. El Torneo avanza. Solo ha sido la primera mañana.