Al agua, ¡renacuajos!

En la Marina d’Or Básket Cup hay que mojarse. ¿Pero dónde? Ese es el dilema. Cuando el sol brilla con intensidad y el levante decide relajarse, la playa suele ser la primera opción. Aunque también tenemos la piscina, sin olas ni sal. ¿Qué hacemos, chicos? La elección suele tomarse por mayoría. O mejor. Vamos un rato a una y después nos marchamos a la otra. Lo bueno que tiene este torneo es que puedes elegir y disfrutar de un baño entre partido y partido.

‘Suky’ habla por los codos. Está con sus amiguísimas haciendo agujeros en la arena con sus manos. Ella no para de charlar con una y con la otra mientras escarba y escarba. A este ritmo llega a Nueva Zelanda. Es la fauna de la playa de Les Amplaries. Gaviotas, pececillos, pulpos y halcones. ¿Halcones? Sí, halconcillos diminutos de Arroyofresno. Estos benjamines se dividen en dos. Los acuáticos y los de secano. El debate aflora cuando los sumergibles salen de chapotear. “Es que hay mucha arena y se pega a la piel. Y el agua está salada”, argumenta Inés ‘Suky’ Cáceres, con sus nueve añazos de sabiduría. “Pues a mí me gusta el agua. Está fresquita”, le responde su compañero Gonzalo Alarcón.

La discusión es amistosa. Lo sabemos porque en unos minutos pasan a saltar sobre la arena y a cantar su grito de guerra. Son compañeros. Y amigos. Llevan un año jugando juntos en la Municipal del distrito madrileño de Fuencarral como un equipo mixto. Venir a Marina d’Or es todo un premio con el que cerrar casi casi la temporada. “Yo me quedaría a vivir aquí encantada. Hay de todo”, se atreve a decir ‘Suky’, una chica del barrio de Montecarmelo. “Es que mola mucho el baloncesto, Marina d’Or y este torneo”, completa Gonzalo. Todos afirman con su cabecita.

Cerca hay un parque con una multitud de razas de patos, pavos reales, cisnes y gansos y pájaros cantores. El paseo sirve para tomar un rato el sol o pararse a tomar un helado. La temperatura ha subido por la tarde y se agradece algo fresquito. El desfile de camisetas multicolores anuncia que el tiempo libre para muchos de ellos ha llegado después de una jornada de doble partido. Desde el Palacio d’Or hasta la zona de playa el camino parece una autopista de ida y vuelta de muchachos con camisetas de básket y bañadores, el uniforme oficial de la Marina d’Or Básket Cup.

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Exterior o interior

El otro punto de remojo se esconde bajo techo. A mano izquierda del mostrador de recepción del Hotel Gran Duque hay una puerta con una pantalla led muy llamativa. Es el reclamo de entrada al mundo acuático. Una piscina climatizada y otra exterior es el paraíso para aquellos los que quieren tirarse al agua lejos de la arena. Eso sí, es obligado el gorro.

A buen paso llega la delegación del Alierta Augusto. Las pequeñajas del benjamín femenino van directas al borde. Se cogen de la mano y a la de tres saltan. Su sincronía es la de un equipo bien conjuntado. Nadan sin separarse, como un banco de pececillos. “Somos muy amigas y este torneo está genial porque podemos hacer muchísimas cosas divertidas juntas”, manifiesta su portavoz Patricia Muriago. No paran de jugar. Un ‘pilla pilla’ dentro de la piscina. La energía no se acaba aunque vienen de un partido. Es la segunda vez que repiten en la climatizada. “Y nos han prometido que iremos también al parque acuático”, afirma Patricia Muriago.

Una pareja de patos toma el son en las piletas exteriores. Están tranquilos hasta que llegan los preinfantiles del Arroyomolinos. Sus entrenadores están en unas tumbonas a la sombra. Sus pupilos van de un lugar a otro intentando tirar al compañero al agua. “Ya estuvimos aquí el primer día. En las exteriores estamos más a nuestro aire. Hay menos gente y podemos jugar a tirarnos unos al otro al agua sin molestar a otras personas. Además, es más grande”, asiente Mario Alonso. Esta plantillaza participa en Marina d’Or Básket Cup para preparar el playoff de su categoría en la Liga federada de Madrid. “Nos hace mucha ilusión venir a un campeonato y encima poder disfrutar de la playa y la piscina como amigos”, sentencia Mario. Y es que en Madrid no hay playa, vaya.

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